¿QUÉ HACER FRENTE AL ABANDONO?
Pelear la
vida. A regañadientes, a las malas, con las uñas, como quieras, pero no hay
otra opción. Puedes sentarte a llorar tu mala suerte, a lamentarte de la
“injusta” soledad, a sentir lástima por tu aporreado yo y auto compadecerte.
O por el contrario, puedes levantar cabeza y aplicar una dosis de
racionalidad a tu desajustado corazón.
Si te dejó, si se fue como un soplo, si no le
importaste, si te hizo a un lado con tanta facilidad, si no valoró lo que le
diste, si apenas le dolió tu dolor, si decidió estar sin tu presencia, ¿no
será, y lo digo solo como hipótesis, que no te merece?.
Y si te
dejó porque ya no te ama, porque se le agotaron los besos, y hasta la más
simple de las caricias se le convirtió en tortura, ¿no será, y lo digo solo
como hipótesis, que ya no te ama?
¿Y no será, que si fue cruel o se le terminó el
amor, ya no tiene sentido insistir en resolver lo que ya está resuelto? ¿No
será que hay que quemar las naves, cerrar el capítulo y dirigir la atención a
otra parte? No se trata de no sufrir, sino de darle al sufrimiento un giro y
elaborar el duelo (resignarse a la pérdida). No preocuparse por lo que podría
haber sido y no fue, sino por que es.
Lo curioso del despecho es que los que han sido
abandonados, casi siempre terminan por auto castigarse: “Si la persona que
amo no me quiere, no merezco el amor” o “Si la persona que dice quererme me
deja, definitivamente no soy querible”. La consecuencia de esta manera de
pensar es nefasta. El comportamiento se acopla a la distorsión y el sujeto
intenta confirmar, mediante distintas sanciones, que no merece el amor.
Veamos cuatro formas típicas de auto castigarse que utilizan los
“abandonados”:
1. Estancamiento motivación: “No merezco ser
feliz, entonces elimino de mi vida todo lo que me produzca placer” (auto
castigo motivacional)
2. Aislamiento afectivo: “No merezco a nadie que me quiera. Cuánto más me guste alguien, más lo alejo de mi lado” (auto castigo afectivo) 3. Reincidencia afectiva negativa: Buscar nuevas compañías similares a la persona que nos hizo o todavía nos hace sufrir (profecía autocastigaste) 4. Promiscuidad auto castigadora: Entregarse al mejor postor, “prostituirse” social mente o dejar que hagan de uno lo que quieran (auto castigo moral) Me preguntó, ¿Y no será que de pronto no eres tan culpable como crees, y que no haya ni buenos ni malos, vencedores y vencidos?
Ahora que te dejó, hay que comenzar a vivir de
otra manera. Retomar lo bueno que tenías olvidado y arrancar. Todos somos
capaces de recuperarnos del fracaso afectivo. Al principio duele hasta el
alma, pero al cabo de un tiempo, si eliminamos el auto castigo, la mente
empieza reponerse.
Piensa en las pérdidas que has tenido
anteriormente en tu vida, y cómo ahora, no te producen ni rasquiña. Es muy
probable que dentro de un tiempo, esta última decepción, la que ahora estás
padeciendo, quede reducida a un recuerdo insípido y descolorido.
Y mientras tanto, te toca sobrevivir. Evitar caer
en los puntos a, b, c y d. Rodearte de amigos y amigas de verdad, porque la
amistad cura. También puedes acceder a la vida espiritual que tenías
abandonada, y no me refiero a encerrarte en un templo, sino revisar tu
sentido de vida. Las crisis activan la observación y nos obligan a mirarnos
desde una óptica nueva.
Siempre habrá alguien, testarudo y persistente,
que nos quiera a pesar de todo. A esta hora, en algún lugar de la ciudad, hay
una persona desconocida que aún no conoces, dispuesta a contagiarte de amor,
que pronto entrará a tu vida. Es solo cuestión de tiempo.
MUJERES GANADORAS
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario